viernes, 2 de diciembre de 2011

Tenemos genios con menos de 12 años

No veo más que un cuadrado con un área sombreada dibujado en el papel delante de mí. En cambio, a Jemisson Coronel (11) solo le toma un minuto y 20 segundos resolver aquel problema geométrico. He vuelto a las aulas para salir vencida por un niño a quien –eso sí puedo calcularlo bien– le doblo la edad.
“¿Sabías que el año pasado ingresó a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos? Es un genio matemático”, acota emocionado Gonzalo Quirhuayo (9) acerca de su amigo Jemisson. Claro que él, así como Mitzy Caballero (10) y Melyssa Santana (8), tampoco se quedan atrás, si de enumerar triunfos se trata. Los tres son campeones panamericanos de ajedrez. Incluso, los dos mayores participaron el año pasado en el mundial disputado en Polonia.
Superdotados, talentosos, cráneos. Así solemos llamarles a estos pequeños cuya inteligencia supera la del promedio.
Sin embargo, cuando uno conversa con ellos comprueba que, con la excepción de que el álgebra y la aritmética les parecen materias divertidas, son como el resto de los niños. Alegres e inquietos. Genios sí, pero de carne y hueso.
¿Que estudian hasta en su tiempo libre? Nada más falso. “Me gusta escuchar y cantar canciones del ‘Zambo’ Cavero y de Justin Bieber”, revela Gonzalo sin titubear.
SUMANDO SUEÑOS
Jemisson confiesa que si una operación matemática no le sale, se preocupa. Logra calmar su ansiedad repasando sobre el tema en algún libro o navegando en Internet. Sabe bien que la excelencia solo se alcanza con la práctica. Por ello, realiza 40 ejercicios diarios. Un ritual casi comparable al mantenimiento que le damos al disco duro de nuestra computadora.
Irónicamente, ganar un concurso académico o una partida de ajedrez es lo menos complicado para estos chicos. Destreza les sobra, lo que pone en jaque sus sueños es la falta de recursos. A pesar de ser genios, dependen de terceros para cumplir sus deseos.
La búsqueda de apoyo económico es una tarea constante que recae sobre ellos y sus padres. El talento cuesta caro. Jemisson, por ejemplo, es respaldado por su colegio, el Saco Oliveros.
“Nos sentimos orgullosas, pero cansadas”, aseguran Maribel y Vanessa, las madres de Mitzy y Gonzalo, respectivamente. Cada torneo internacional en el que participan los jóvenes ajedrecistas significa una inversión de aproximadamente US$ 5.000.
Fue por ello que hace unas semanas, Gonzalo le pidió al entonces presidente electo Ollanta Humala que lo ayudase con los pasajes de avión con destino a Cali (Colombia), donde se desarrollaría el campeonato panamericano de ajedrez.
Otro caso similar es el de Melyssa. Sus padres, Ronald y Norma, recaudaron el dinero para el viaje organizando polladas. La medalla de oro que hoy cuelga sobre el pecho de su niña les recuerda que su esfuerzo valió la pena. Darlo todo por amor fue su mejor jugada.
APRENDER LA LECCIÓN
Jemisson anhela estudiar Ingeniería en una universidad del extranjero. Cree que será bueno construyendo casas. Al igual que Gonzalo, quien sueña con ser doctor, espera cumplir sus metas de grande, ya fuera de las aulas.
Por lo pronto, quieren dejarles a todos los niños peruanos un mensaje en su día: Diviértanse, esfuércense y tengan confianza en ustedes mismos porque todo es posible. Aunque no estaría de más que los primeros en aplicar dichos consejos fuesen los propios adultos.
http://elcomercio.pe/lima/1111142/noticia-tenemos-genios-menos-12-anos_1


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